jueves, 4 de octubre de 2007

Manifiesto Republicano

Don Juan Carlos I realizó hace varios días un intento patético y desesperado de defender el papel de la monarquía en la España del siglo XXI.


Afirmó que bajo ésta monarquía, España había vivido su más prolongado período de estabilidad y prosperidad.

Sobre lo que el Rey afirmó no tengo nada que comentar. Todo lo dijo Toni Batllori en su tira cómica en La Vanguardia de ayer día 2 de octubre:


La única razón por la que puedo aceptar la continuidad de la monarquía es evitar que personajes de la calaña de José María Aznar pudieran llegar a ser el más alto cargo en España.

Aunque a efectos prácticos no sé que importancia tiene el cargo de pasearse por las escuelas del país, visitar tropas haciendo espectáculos, vivir de gorra y correr regatas.

No quiero mantener a los 20 o 30 miembros de la familia Real que viven a costa del pueblo. No es tolerable, con lo que se destina a mantener a la Casa Real se podría fomentar un gran número de infraestructuras y servicios. Tenemos grandes problemas en este país como para continuar sometidos a una tradición obsoleta, totalmente absurda en pleno siglo XXI.

Apostar por la república es un valor seguro. Lo que nos ahorraríamos en la manutención de los gorrones oficiales de España hay que sumarlo a la eliminación de ciertos debates:

a) No creo que nadie planteara la posibilidad de la vuelta de la monarquía. La venda que ahora la población española, o buena parte de ella, tiene tapándoles los ojos, una vez caída, ya no volvería a tapar las miradas. Unas miradas que quizá, libres por fin de uno de los últimos signos de ancestralidad que tenemos en nuestra sociedad, podrían dirigirse al futuro con una cierta decencia.

b) Nos ahorraríamos el debate de si hay que reformar la constitución para permitir la sucesión de las mujeres al trono.
De todos modos, oiga, si no podemos acabar con la monarquía, que menos que encender este debate, a ver si así logramos rebentar el candado que parece proteger una constitución también obsoleta.

Así que deberemos buscar el momento para atacar con todas las fuerzas posibles para derrocar una institución que no puede seguir expandiéndose impúnemente, la sociedad no puede seguir aplaudiendo y mostrando dibujitos a la salida de los Príncipes de Asturias de las clínicas donde vayan naciendo nuevas sanguijuelas.
Y que no nos traten de engañar, por mucho que los y las Infantas vayan a guarderías o colegios públicos, la monarquía no es moderna, eso entra en total contradicción.

Yo no apoyo la quema de fotografías o de cualquier tipo de símbolo para protestar contra la monarquía, por lo menos no mientras no se haya agotado la vía política. Y no creáis que sería inútil, o imposible. Hay que forzar la situación, lograr el apoyo de grades lobbys, no me preguntéis como, es difícil, cierto. Pero con el respaldo suficiente, en el momento adecuado, es posible.

Probablemente no podremos evitar que Don Felipe de Borbón llegue a suceder a Don Juan Carlos I, pero de ningún modo podemos esperar 60 años más, Don Juan Carlos sabe muchísimo, pero el Príncipe no, el Príncipe se ha formado para mantener el tipo, pero de guerras sabe lo justo, de mantener la posición menos. Así que el momento propicio para el cambio sea cuando finalice el reinado de Don Juan Carlos.

Así pues, me declaro total y firmemente republicano y apuesto por los medios que hagan falta para derrocar una de las mayores verguenzas institucionales que tenemos en España hoy en día, una de las formas que todavía existen para mantener a la población alienada y amedrentada, ciega e incapaz de darse cuenta de que nos están robando. A todos.

¡Viva la Repúbica!

Marcel Sanromà Rovira
03-X-2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nomes comentar per sobre que la teva teoria fa fastic, Amb els 8 milions de euros no es podrien construir moltes infrastructures. El fet que el rei sigui rei ha evitat que el PP declares el estat de excepcio despres del 11M i enderreris les eleccions, etc etc

Jo també estic d'acord en que mantenir la monarquia es una estupidesa, perqué els drets hereditaris sobre un titól politic son un anacronisme avui en dia, pero el teu article ho aborda desde un punt de vista pueril.