martes, 25 de noviembre de 2008

Burda propaganda en 'prime-time'

Hoy cuelgo un texto que preparé para el blog político que desarrollamos brevemente con dos compañeros el curso pasado para la asignatura de 'Sociología de la comunicación', con el título de 'El Escaño Popular'.
Fecha de publicación: Jueves 28 de Febrero de 2008

Lo del lunes no fue un debate. Lo del lunes no fue un “cara a cara”. Lo del lunes no fue un moderador. Lo del lunes fue muy electoralista, eso sí. Al parecer estaba tan “enlatados” los tiempos de los planos de escucha en las respuestas del contrincante como las valoraciones y votaciones posteriores al espectáculo televisivo al que asistimos.

Manuel Campo Vidal, tras esto, el siguiente paso podría que podría dar en su carrera sería el de ir a ganarse un dinero haciendo de estatua viviente en Les Rambles. Claro que, si estaban pactadas incluso la temperatura y la altura de las cámaras, que le ibas a pedir.

Entorno a las diez de la noche empezaron las conexiones de las televisiones generalistas que seguían el bimonólogo, visto por TVE1 aquello no era un debate electoral, ¡Era Eurovisión! Conexiones en directo, aparición estelar previa de los candidatos, comentarios previos, cuenta atrás, toda la parafernalia apropiada para un puro espectáculo de masas. Alegrémonos, por lo menos, de que la política haya podido ser un algo de “masas” por un día.


Tras la patética e inacabable enumeración que Campo Vidal hizo de todos los medios que seguían el bimonólogo, se abrió el primer de los cinco bloques, economía.

Atacó Mariano Rajoy con un dato que aseguraba que en España hay ahora 200.000 parados más que en 2004. Rodríguez Zapatero contestó con su otro dato, el que afirmaba que en esta legislatura, el PSOE ha generado 3.000.000 de puestos de trabajo. Ambos rebatieron la postura del otro con más e iguales datos, reptiéndose hasta la saturación neuronal del espectador y sin responderse de ningún modo. Tanto Zapatero como Rajoy le dieron al play del discurso que sus esades les habían preparado y adiós muy buenas.

Cabe recalcar en este punto el verdadero significado de los datos que aportaron ambos. Es tan cierto lo que dijo el actual presidente en funciones como lo que afirmó el líder de la oposición. Pero debo acusar a Rajoy de manipulación, puesto que si en esta legislatura la población activa ha aumentado en más de 3.000.000 de personas, es normal que, aunque crees 3 millones de empleos, el número de parados aumente. Y el reflejo de que ello es normal y aceptable es que la cifra del porcentaje del paro ha descendido, como también mostró el candidato socialista.

Cuando entramos en el bloque de política social, los candidatos se relajaron un poco y la escena de bimonólogo, aunque todavía totalmente presente, se relajó un poco. Rajoy atacó con datos de inmigración, acusó al gobierno de convertir España en un coladero y Zapatero se defendió como una pobre tortuga puesta panza arriba. Fue aquí cuando asistimos al “momento bonobús”. Zapatero afirmó que el gobierno de Aznar regularizó inmigrantes con la presentación de un bonobús y Rajoy quedó totalmente retratado al preguntar que qué era eso. ¡Claro que sí! ¡Eso es estar a pie de calle!

Entonces fue también cuando empezó el espectáculo de tortícolis que ambos candidatos demostraron, la vista al frente solamente la traían ante la cámara, pero tanto mental como discursivamente tenían puestas las intenciones años atrás. Zapatero acusó al PP de no haber movido un dedo en política social en veinticinco años, remontándose a los pretéritos años de Alianza Popular. Escalofriante.


Cuando el sufrido telespectador se debatía entre las palomitas y el mando distancia –y no para subir el volumen del televisor, precisamente- echó a andar el tercer bloque, donde Manuel Campo Vidal tuvo otra de sus escasas intervenciones notables, que fueron concretamente 7 (en el comienzo de la emisión, en el anuncio del inicio de cada bloque y en la despedida).

Bloque de terrorismo y política exterior y bloque de política institucional. Rajoy se frotaba las manos cuando la cámara no le enfocaba. Si, se las frotaba. Es el tema estrella de la demagogia del PP durante estos cuatro años, la sinvergüencería de usar las víctimas, eso lo sabemos todos (quién no recuerda aquél ya mítico “¡Estos muertos son nuestros!”).

Lo que aconteció fue un enfrentamiento estilo sesión parlamentaria en cualquiera de los días más barriobajeros y rastreros del PP (a saber, elija su discurso: “El plan de Zapatero es el plan de ETA”, “España está en proceso de balcanización”, “España es apenas ya nada”, y un largo etcétera).

Asistimos pero, a uno de los momentos más brillantes del presidente en funciones, cuando inquirió a Rajoy por su afirmación sobre la política del gobierno en materia de lucha contra el terrorismo: “¿Cómo puede asegurar usted que al final de su mandato ETA estaba acabada, cuando le atribuyeron el mayor atentado de la historia de España?” Ahí Zapatero estuvo lúcido e, incluso, brillante. Uno de los pocos buenos momentos del debate.

El último bloque de la noche fue el dedicado a las propuestas. Todos sabían que aquello seria lo que fue, un debate sobre el estado de la nación pero con ornamentación y audiencia. Así que decidieron dedicar un último bloque para dejar a los monologuistas la opción de resarcirse del previsible patético espectáculo y salvaguardar su dignidad.

Rajoy empezó con un tímido asomo a lo que parecía ser una propuesta, pero enseguida decidieron no andarse con tonterías y la inercia les llevó a volver, por enésima vez, la vista atrás y reprocharse actitudes y acciones. “El precio de la vivienda ha subido tanto” decía Rajoy, “No, mire, ha descendido tanto”, aseguraba Zapatero, como en los ya viejos momentos del bloque de economía. Entrañable.

Prosiguió algo similar en materia de educación. El candidato del actual gobierno en funciones afirmó que estamos en vías de mejora y Rajoy puso de manifiesto la realidad palpable, escudándose en el informe PISA (descargar).

Más tarde salió a relucir el tema medioambiental. Rajoy criticó duramente al gobierno asegurando que España es el país que más incumple el protocolo de Kyoto –lo cual es totalmente cierto y sabido por toda persona mínimamente informada en dicha materia- y Zapatero le rebatió asegurando que la emisión de gases había descendido un –pírrico- 4%. Un verdadero insulto a la inteligencia humana.

Concluyeron sus monólogos con un discurso (¡Monólogo!), dirigiéndose a sus electores. Rajoy habló de una niña que naciera en España y que el PP iba a garantizar todos sus derechos y oportunidades. Zapatero cerró el acto repitiendo y vendiendo todos los éxitos que el PSOE ha logrado en esta legislatura. –y eludiendo terrorismo y debate estatutario-.


Cero futuro y cien pasado en un espectáculo lamentable en el que, encima, el papel del moderador fue el de cortar cualquier intento de interpelación directa que brotase.

Podemos calificar lo que vimos el lunes de resumen extendido de los cuatro años de crispación y reproches continuos que hemos vivido en las cortes generales y en cualquier acto que hayan llevado a cabo tanto PSOE como PP en los últimos cuatro años.

Concluyo remarcando el hecho de que asistimos a un mitin extendido e híper-hinchado de PSOE y PP que tan solo sirvió para convencer a los ya convencidos y hartar a los ya desengañados.


Marcel Sanromà

Pueden ver el "debate" íntegro aquí:

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