El Aprendiz (de Florentino)

Bajando por la calle Balmes hacia la universidad este mediodía me he encontrado con semejante panorama. Llama mucho la atención, y esa es su finalidad. Pero además de llamar la atención ha conseguido despertarme un sentimiento. Vergüenza. Para cualquier alumno de comunicación medianamente despierto esto es una vergüenza. Y además, roña.

Sin duda logra que cualquier persona que vaya tranquilamente, o ajetreadamente, por la calle se fije en semejante armatoste publicitario. Para laSexta es fácil. Sueltan una millonada, empapelan un edificio de cinco plantas y ale, ¡toma publicidad en las narices! Eso no es nada nuevo, cierto. Lo irónico, y a lo que quiero remitirme, es que semejante vulgaridad de publicidad promocione un programa que (siempre supuestamente) busca la originalidad, la astucia y la competencia publicitaria. El popular publicitario Lluís Bassat se pone al frente de una panda de gualtrapas y les pone en ridículo con pruebas que supuestamente, siempre, insisto, sacarán lo mejor que llevan dentro de sus cerebros preparados para trepar en el exigente mundo de la publicidad.

Bien, no quiero escribir sobre el programa, porque apenas lo he visto, pero no deja de ser francamente penoso que la forma de publicitar un programa dedicado a la pericia y la vitalidad sea a través del márketing más colosal, al más puro estilo florentiniano. No en vano el cartel no deja, en cierto modo, de recordar esas presentaciones faraónicas de Kakà y Ronaldo en el Bernabéu hace apenas unos meses.
¿Tendrá algo que ver con la servicialidad con la que la cadena trata al tótem blanco? ¿Les habrá vendido Florentino Pérez su gran estrategia de comunicación por unos milloncejos de euros? Prefiero ni saberlo, podría ser peor aún.